miércoles, 14 de mayo de 2008


Tengo un poco de miedo y cansancio en los ojos, pero ya que más da. Es pasada la medianoche y yo todavía en pie esperando alguna respuesta que sé no llegará.
Ajetreos, ir y venir, noches en vela, desvelos, borrachera, últimas cien locuras, olvidos algo lentos, insomnio, amaneceres lentos, noches cortas, mientras yo sigo aquí, tarareando esas canciones que sé que no existen.

Frágil, todo es tan frágil como el alma. Frágil como esa Alma que de pronto se quebra, sólo basta ver la primera gota de lluvia y todo se quebra. Mientras yo camino por estas calles buscando el placer más antiguo: Soledad.

Y seguiré escribiendo cien líneas, mil palabras, ningún verso. Seguiré escribiendo como sólo lo sé hacer en estas noches, en donde hasta el olvido ya es pasado, en donde hasta mi voz es pasado. En estas noches de frío, en busca del cigarrillo perfecto y la palabra que combine con mis zapatos (porque debo reconocer que desde hace un par de año ya no sé combinar ni mi peinado), esto de saber lucir bien es una tarea difícil, sobre todo para las letras, para mis letras que nunca se han vestido de gala ni para la ocasión. Y escribiré y escribiré, hasta aburrir a la luna, al cielo y a las estrellas. Tengo miedo.

Tal vez una última noche rompa mi orgullo y salga a relucir zapatos de tacón, un vestido de Chanel, un perfume francés y una palabra educada.

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Y aquí estás conmigo. Un gracias y un hasta el próximo verso, sobran lunas y faltan noches. Sin embargo aún no agotamos el Sol. Comparte mis ridiculeces y estas incoherencias, porque más que mal, esto es sólo la ironía más grande: vivir.
Gracias.!